miércoles, 3 de noviembre de 2010

Crítica Literaria


El principito

Antonie de Saint-Expuri aviador y escritor, compuso “El Principito” en el año 1942, exiliado en Nueva York, con ansias de regresar al frente de combate durante el transcurso de la segunda guerra Mundial. Todo el libro es una gran metáfora que habla del amor, la amistad, la ocupación de cosas que hay que hacer en la vida todos los días aunque pensemos que no es necesario (ya que nunca se sabe lo que puede pasar), observar desde otro punto de vista aquellos problemas que pueden quedar estancados si no intentamos solucionarlos, arriesgarse al cambio, destacar que uno se da cuenta de lo que tiene una vez que está lejos, entre otros. Sin embargo, el tema principal del libro se puede resumir en tener la capacidad para encontrar la felicidad en las pequeñas cosas de la vida y no perder los valores que muchas personas al llegar a ser “adultos”, pierden.
El título del libro “El principito” es ambivalente: por un lado puede hacer alusión al concepto de la palabra, puesto que se la suele asociar a la belleza y la virtud. Pero también, se relaciona con aquellos niños que son la alegría del hogar y que los padres llaman “principito”.
Se acentúa también el idiolecto de los dos personajes principales, el piloto que narra aparentemente para niños pero que cuando describe su parte del diálogo adopta una postura más adulta; y la del principito, que si bien es perspicaz en sus pensamientos, no deja de ser un niño con sus interminables preguntas.
Se pueden señalar elementos que el autor visiblemente cree importantes y repite a lo largo de todo el relato, como el dibujo que el piloto realizó a sus seis años, el bosquejo del cordero, la rosa y las preguntas.
Más allá de los valores y sentimientos que intenta transmitir el autor, se encuentra presente una crítica constante a la sociedad, ya que cada uno de los mundos que el Principito visita muestra algún personaje de nuestra sociedad: El Rey que quiere mandar hasta a las estrellas, el vanidoso que solo quiere que lo admiren, el bebedor que se encuentra en un círculo vicioso sin poder salir de él, el hombre de negocios que se preocupa solo por el trabajo sin disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, representando también la ambición monetaria, el farolero que no se arriesga a cambiar y cumple consignas sin cuestionarlas y el astrónomo turco quien no fue tomado en cuenta hasta que cambió su vestimenta.
Muchos de estos temas están relacionados directamente con el autor, puesto que escribió el libro en soledad, acostumbrado a cumplir órdenes, casado con una mujer que lo veía partir hundida en la tristeza. Y a su vez, rodeado por una sociedad en guerra.
Antonie de Saint-Expuri narra lo que fue su último cuento sin obtener en un principio repercusión del público, pero que luego de más de setenta años continúa siendo uno de los libros más leídos y traducidos en el mundo. Un libro valioso, comprometido y emocional, para leer con atención y recordar todas aquellas cosas que nunca deberíamos haber olvidado.
Jesica

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