FANTASMAS DEL MUSEO
De Julián M. Cánepa
Escenario:
La acción transcurre en un pasillo de un fino museo del París actual. En el lateral derecho del escenario se ve una escultura, en el centro se puede contemplar una pintura con un color rojo estridente y muchas manchas. Hacia el otro extremo del escenario y hacia el fondo, se visualiza una ventana, por la cual se puede ver una estrellada noche con luna llena.
De repente aparece Guilbur, uno de los fantasmas del museo, y se detiene a observar la pintura.
GUILBUR: - ¡Qué maravilla! ¡Qué obra de arte! Indudablemente el pintor supo plasmar todos sus sentimientos con una solidez que muy pocos han de lograr.
MOSBI: (mientras viene de uno de los laterales) - ¿Qué estás mirando?
GUILBUR: - ¡Esta pintura! (señalando) mira, no hay duda de que el pintor quiso plasmar los horrores cometidos durante la segunda guerra mundial… (conmocionado) me emociona, mi papá murió allí; claro que todavía no lo pude ver porque tengo algunos asuntos pendientes.
MOSBI: - (alegre) ¡Yo también tengo! Por eso somos fantasmas… ¿los tuyos cuáles son?
GUILBUR: (meditativo) …No me acuerdo… ¡he aquí el problema! Si me acordara cuáles son trataría de resolverlos en la brevedad. Ya me aburre recorrer los pasillos de este museo noche tras noche.
MOSBI: - ¡Yo igual! Pero bueno, al menos tenemos con qué entretenernos.
GUILBUR: (desanimado) - ¿Con qué?
MOSBI: - ¡Con las pinturas! ¿Con qué va a ser? (señalando la pintura) ¡dale! Contame qué es lo que veías en esta.
GUILBUR: - Bueno… (tomando una postura didáctica, pero con el mismo desgano) es una isla que se encuentra en medio de un mar de sangre, sobre las colinas de las islas hay gente viviendo… ¿No ves las ventanitas que tienen la luz prendida?
MOSBI: (observando detenidamente la pintura) –Puede ser…
GUILBUR: (molesto) - ¡Vos no ves nada! ¡Sos tan ciego como todos los turistas que vienen a ver las pinturas para hacerse los importantes!
(Durante unos minutos ambos fantasmas quedan inmóviles y en silencio contemplando la pintura)
GUILBUR: - Me voy a ir a recorrer el otro pasillo (atina a irse, pero es detenido por la voz de Mosbi)
MOSBI: ¡Acá! ¡Acá! ¡Vi algo!... ¡es un molino de viento!… (en voz baja) y una mujer muerta, como nosotros.
GUILBUR: - Déjame ver… (Observa la pintura) ¡Es cierto!
MOSBI: -¿Y quién será?
GUILBUR: ¡No lo sé! … ¿Por qué no le preguntas?
MOSBI: (nervioso) ¡¿Yo?!... ¡No!.. ¡Yo no!... ¡Pregúntale tú!
GUILBUR: (aclarándose la garganta) ¡hola señorita!… ¿Cómo le va? ¿Cómo se llama? ¡Le sienta muy bien la muerte!... ¿Quién es el afortunado fantasmita que tiene el privilegio de poseer su mano?
(Esperan unos segundos)
MOSBI: - ¡No responde!... creo que no le parecieron apropiadas tus preguntas.
GUILBUR: (Molesto) – ¡No contesta porque es una pintura! ¡No tiene vida!
MOSBI: - Ahh… ¿No?
GUILBUR: - ¡No tonto! Por un momento me lo hiciste creer. Me agarró una gran emoción; imagínate, sos el único fantasma con el que tengo que compartir estas míseras noches en este museo.
MOSBI: (desilusionado) – Sí… yo también pensé que…
GUILBUR: - ¡Me voy!
MOSBI: - ¡No!... ¡Espera, espera a que salga el sol! Así vamos a…
(Guilbur se retira por un lateral. Por unos momentos Mosbi queda completamente solo en medio de aquel lujoso museo)
MOSBI: (triste) - ¡Y ahora estoy solo…! Quería que Guilbur se quedara para hacerme compañía, hace mucho tiempo que estamos merodeando juntos por este museo, pero a pesar de encontrar siempre alguna conversación no somos felices. No sé que habremos hecho mal para terminar aquí como unos fantasmas… no sé… no sé que no hice…
(Dirigiéndose al público)
No desperdicie las oportunidades que le da la vida, porque sino terminará como nosotros, como fantasmas.
Juéguese por lo que quiere, porque nada es imposible, ni siquiera lo imposible.
Resista, aún cuando ya no resista más.
Y al final, alcanzará aquella estrella, aunque esta parezca inalcanzable.
(Las luces del escenario se van apagando, la luna de la escenografía se va y aparece el sol, dando a entender que comienza a amanecer, el fantasma se diluye en las sombras.)
FIN
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