No! No puede ser. Un cero...
Un cero ubicado en el margen
dejaba sin derecho a objeción a cualquiera que quisiera convencerla de que
había estudiado y bien que lo había hecho. Más de cuatro horas tratando de
desandar el camino de números a partir de los ejercicios resueltos en la última
página del Tapia de tercer año.
Eso no es justo , teniendo en cuenta que las clases teóricas habían sido
todo un desperdicio y no por falta de interés en aprender sino, más bien por
cuestiones que se pueden justificar y que como lector me dirá si fue adecuado.
Segunda clase de trigonometría. Menudo tema
que requiere no sólo concentración sino un sinfín de conocimientos anteriores,
para poder levantar el velo del razonamiento.
Día muy frío y sin estufa en el aula, lo que
contribuyó a que la profesora se ataviara con algún saco que a las apuradas
atrapó de su placard. Pequeño descuido: ruedo descosido. Una hilacha como de quince centímetros
colgando del ruedo.
La profesora explica. La hilacha se
mueve, baila al compás de la
música trigonométrica.¿cómo no mirarla? Si su balanceo erótico embruja y en
ella puedes ver danzarinas árabes, mujeres alegres de tribus lejanas y te preguntas ¿por qué bailan? ¿ es un rito?¿eligen a su amor?. A veces frenéticas, otras ,con suave balanceo, llevan un ritmo que también me
atrapa.
Fin de la clase. Las bailarinas desaparecen
y miles de números están ante mí. No los comprendo.
Última
clase de trigonometría. Escondido en la carpeta, un libro con pequeñas
letras. Guillermo Federico Hegel. “La existencia de la nada, porque si se la puede
nombrar existe”. Concierto de números que tampoco existen, sólo la construcción
colectiva le otorga su efímera existencia y es poco importante para mí...Tal vez
si me pongo un poco de costado, podría seguir leyendo un poco más...sólo un
renglón...una estrofa...una hoja...”la existencia de la nada..”
¡Usted no va a entender
nada sino presta atención! Esos van a ser los resultados que va a tener a fin
del trimestre. Enojo ¿con causa?
La clase ha terminado. Nada de números aprendí.
Es por ello , que apelo a usted para realizar
mi descargo porque si la hilacha no hubiese existido y la existencia de la nada
no hubiese perturbado mi pensamiento ,podría haber entendido trigonometría.
Rosaura Juárez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario